
Al escuchar la invitación de Jesús: “Ven y sígueme” hay que tener los oídos atentos a la escucha del que invita... tener un corazón dispuesto para aceptar los desafíos que el seguimiento implica y tener una mente que pueda no sólo aceptar la invitación sino que tambien cuestionarla. Del mismo modo que pueda no sólo cuestionar la invitación sino que aceptarla. Personas que den "razón de su fe". Y al aceptar su invitación como opción personal, libre y propia nos hacemos parte de su misión. Pero El Verbo Divino no nos invita rápidamente a la misión, sino que antes tenemos que aprender a Estar con Él.
Y estar con Jesús es necesario para aprender a ser discípulos suyos. Esto implica que la opción del Estar con el que nos llama involucre todo nuestro ser, nos ponemos a disposición de sus enseñanzas con nuestro intelecto, voluntad y conciencia.
Estar con Jesús (dejar que el Verbo Divino nos forme), es un tiempo para hacer propio lo que es de Él, sólo así podemos apasionarnos por la humanidad y daremos respuestas cada vez más sinceras y comprometidas. Es dejarse sondear por su mirada que nos descubre, nos ama y nos invita...
Estar con Jesús o ser discípulo del Maestro es sabernos en nuestra condición de aprendices. Esto quiere decir que nosotros caminamos detrás de Él, que seguimos siempre sus huellas con humildad, que comprendemos que su "ven y sigueme" es caminar (ven) e ir siempre detrás de Él (sigueme), es decir, que Él será siempre quien nos muestre el camino.
Él nos enseña a gozar y sufrir, nos enseña a vivir la misión en las alegrías y dificultades.
Jesús nos quiere como testimonio vivo.
Y estar con Jesús es necesario para aprender a ser discípulos suyos. Esto implica que la opción del Estar con el que nos llama involucre todo nuestro ser, nos ponemos a disposición de sus enseñanzas con nuestro intelecto, voluntad y conciencia.
Estar con Jesús (dejar que el Verbo Divino nos forme), es un tiempo para hacer propio lo que es de Él, sólo así podemos apasionarnos por la humanidad y daremos respuestas cada vez más sinceras y comprometidas. Es dejarse sondear por su mirada que nos descubre, nos ama y nos invita...
Estar con Jesús o ser discípulo del Maestro es sabernos en nuestra condición de aprendices. Esto quiere decir que nosotros caminamos detrás de Él, que seguimos siempre sus huellas con humildad, que comprendemos que su "ven y sigueme" es caminar (ven) e ir siempre detrás de Él (sigueme), es decir, que Él será siempre quien nos muestre el camino.
Él nos enseña a gozar y sufrir, nos enseña a vivir la misión en las alegrías y dificultades.
Jesús nos quiere como testimonio vivo.
El Verbo hecho carne está con nosotros, con nuestra

Estar con Jesús es vivir la libertad, la paz, la esperanza; vivir nuestras debilidades en libertad, nuestros conflictos con paz y nuestras angustias con esperanza. Estar con Él es vivir desde ya la vida eterna teniendolo como centro de nuestra vida, confiando como los pequeños confian en sus padres...
. . . Es sabernos amados y amar . . .
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